Una vez mas me encontraba en esta
habitación sin quererme levantar después de ver películas de
relaciones tormentosas, biografías de personas de éxito y dramas
sobre muertes inesperadas. La mañana se había pasado rápido y no
me había percatado del amanecer ni de la puesta del sol.
Todos estos últimos dos años y medio
planeando la estrategia mas perfecta para atravesar la crisis
económica, estabilizar mis ingresos, mejorar la publicidad y
distribución de mis servicios y productos, llevarme mejor con los
arrogantes vecinos.
Miles de paginas leídas pasan por mi
mente, de revistas de negocios, de historias de éxito, de artículos
de internet, de blogs de emprendedores, mis tópicos cursados durante
la Universidad de gestión de negocios, imagen y relaciones públicas
para nada, todo parecía tirado a la basura.
Y no era el atraco sufrido a mi guarida
estratégica a principios del año por el mes de febrero lo que me
dolía, atrás había quedado ese hecho delictivo misterioso y sin
explicación, me sentía traicionado por todos, me sentía
traicionado por mi mismo. No era el escanda del año pasado provocado
por una loca reclamando una mercancía olvidada tres meses atrás,
mercancía que no tenia el mínimo valor.
No me dolía mas el robo del medidor de
luz que me tenia devastado o sin ganas de decir hola al espejo, estoy
aquí y estoy mas vivo que nunca... nunca mas sentí la ausencia de
esos hechos, me habían causado profundo dolor pero me había
sobrepuesto rápidamente en cuanto restablecí la luz gracias a la
ayuda de un electricista.
La redistribución de mis pequeños
ingresos en diversos segmentos, era complicado, pero durante años
logre re-enfocarme en esa estrategia y lo había logrado. Sabiendo el
camino a seguir, no importaba el rechazo social al que me había
sometido al abrir una tienda en una colonia hostil, en una avenida
principal donde abundaban las pandillas y el nivel cultural no
alcanzaba un promedio aceptable.
Había vuelto a ser yo, con unas letras
de acrílico negro brillantes y con planes de instalar anuncios
luminosos con el paso del tiempo. Mi orgullo era poseer una pequeña
tienda con todas las prestaciones modernas, como facturación
electrónica, recargar de saldo, pago de servicios adicionales,
proveedores nacionales y locales e incluso extranjeros.
Una tienda de tecnología con poco
inventario pero con capacidad de surtir casi cualquier equipo
sofisticado que no podía surtir las grandes cadenas comerciales
especializadas. Las marcas no eran problema, tenia a las económicas
y a las de prestigio, mismas que ningún otra empresa podría pensar
fueran a estar instaladas ahí en lo mas recóndito de ese barrio.
La publicidad empezó ligera, pero poco
a poco comenzó a distribuirse a través de guías comerciales, que
se repartieron por todas las áreas aledañas, incluso por internet,
el logro mayor, obtener clientes por internet pagando una cantidad
simbólica, todo esto producto de la creatividad y años de ejercitar
una imaginación que pone en practica las mejores frases de venta
para artículos muy competidos.
Mis últimos logros, satisfacían en
alguna medida mi ego, distribuir un servicio para que la gente
estuviera comunicada y pudiera acceder contenidos de entretenimiento
y personales, mismo que tardo meses en funcionar adecuadamente.
6 meses de lucha en la publicidad de
este nuevo servicio, no se veía claro pues solo unas cuantas
personas habían contratado, pero pronto comenzó la gente a verse
interesada, seguían siendo pocos, pero los números crecían cada
mes, lentos y a un ritmo constante. Tal demanda se convirtió en algo
difícil de cumplir. No había dicho capital para millonaria
inversión, sin embargo luego de un año y medio me tope con alguien
que deseaba invertir.
Un año luchando por mi sueño, pero
mas que eso, por vivir de una manera mas digna y no como un perro.
Luchando por tener la oportunidad de dejar la miseria atrás, siendo
una persona con preparación académica de excelencia, pronto mis
esfuerzos titánicos estaban dejando frutos, mismos que yo consumía
como un hambriento en pagar mis deudas, en reponer mercancías y
liquidar proveedores.
Todo comenzaba a estabilizarse, había
pasado mi primer diciembre con una derrama económica estupenda a
comparación de los demás años, podía comenzar a crear nuevos
planes para una segunda etapa, una etapa de crecimiento y
estabilidad. Pero la vida es un juego de azahar, nunca se sabe como
vas a terminar si parado o de cabeza.
Luego de una agresión por parte de un
cliente que se rehusaba a pagar el servicio prestado por varios
meses, me sentí desconcertado, pensando que estaba haciendo mal, sin
embargo no encontraba la respuesta ante tal situación.
Afortunadamente esta agresión no acabo con mi vida, y de nuevo salí
adelante luego de semanas de tratamiento pude incorporarme a mis
labores.
Algunas cosas habían cambiado, ya no
se es el mismo cuando recibes lesiones físicas, pero sin embargo en
el fondo, me sentía con fuerza y mantuve la ilusión de continuar mi
labor y sostener mi negocio como pudiera para que trabajara a la
perfección o lo mas cercano a ese estado ideal. El coraje y la
impotencia se fueron desvaneciendo con las semanas.
Nada me podía desconcentrar de lograr
mis objetivos, convertir mi empresa en una compañía altamente
rentable y capaz de poner en acción los 4 giros mas importantes,
mismos que se movían unos a otros, ya que estaban mágicamente
interrelacionados. Quien hubiera pensado, que a veces la casualidad
hace de las suyas.
Los 4 giros manejados, eran como 4
engranes que movían la maquinaria, algunos generaban ingresos
lentamente o por temporadas, pero en general todos se movían, a
pesar de que alguno se detuviera con los aumentos del dólar, el
carro seguía avanzando pues siempre había algún otro engrane
avanzando con vigor.
Nada de los incidentes o situaciones
provocadas hacia mi persona o mi negocio, me habían detenido, pronto
salía de una u otra situación, pero pronto me di cuenta que no todo
estaba librado. Todo el tiempo ocurren cosas que no podemos prevenir,
y en parte hay que reconocer la dependencia que tenemos de las demás
personas.
Ese día después de dos largas semanas
de negocios fuera de la ciudad, recibí la visita del rentero, se
disponía a establecer un contrato nuevo, y aun faltaban casi tres
meses para terminar el actual. Le comento, quizás por error, o por
acierto, que me disponía a formalizar mi negocio de servicios,
instalando una plataforma en el techo del negocio, esto dio un giro a
mi situación.
El rentero había pasado de informarme
un aumento pequeño de la renta a decir que ya no quería mas
aparatos en el techo, cosa que yo no entendí, pues tenia los mismos
instrumentos desde hacia un año y medio. Intente argumentar pero el
señor, ya senil, y con un humor que ni los carceleros tienen,
contesto rotundamente que no y que no me había dado autorización de
instalar en el techo, lo que hacia un año y medio me dijo
expresamente que si. Ahora ya no quería rentarme.
Espere unos días para tratar de hablar
nuevamente con el, sin embargo este se rehuso y envío a la novia o
amante malvada, quien poseía peculiar interés en hacerse de uno o
dos locales para su hijo. Durante todos estos años jamás intuía
que la señora estaba interesada en obtener un ingreso mayor, ahora
quería juntar dos locales para rentarlos por mas dinero, y pese a
mis ofrecimientos no pude resolver la situación.
Situaciones inesperadas ocurren todo el
tiempo, pero jamás pensé que mi relación contractual acabaría de
tal modo. Como podía un anciano diabético hecharme de tal modo
cuando nunca le falle en pagos, y no me opuse al incremento de la
renta, que le había dado por cambiar tan drásticamente. Seria
posible que el local de venta de productos naturistas que mas bien
parece blanquear dineros del narcotráfico, me hubiera ganado la
batalla tras convencer al dueño de sacarme.
Todo perfectamente estructurado y
planeado, y al final del día justo a punto de lograr el éxito
perseguido, se derrumba el sueño. Habré exigido de mas al dejarle
en claro mi necesidad de profesionalizar mis servicios instalando mas
herramientas? O es justo eso lo que rompe mi relación con el
arrendatario, justo el momento en que me convierto en un luchador
exitoso, triunfante, lo que complica mi relación con los demás
negocios en la plaza comercial.
¿Como puedo pasar de comerciante
perdedor a ganador, sin preocuparme de lo que opina la mitad de los
alfabetas disfuncionales que deambulan por esta área del poniente de
Monterrey? Como puedo reivindicarme, acaso este cambio de posición
les amenaza psicológicamente, todos tenemos derecho a exigir lo que
nos corresponde.
Absolutamente todos tenemos derecho a
ganar dinero y cobrar por nuestros servicios para acceder a una vida
digna, sin importar nuestra condición económica. No importa ya lo
pasado, hay que seguir luchando y corriendo y nadando para no
naufragar en este mar intranquilo.
Exhausto sin encontrar el error
cometido, finalmente asfixiado por mis propias ideas, me di cuenta
que nunca hay momento de victoria, porque quizás es el momento donde
apenas todo comienza. Nunca hay fondo que tocar porque la economía
es cíclica así como las actividades sociales. Sin darme cuenta
había regresado al principio.
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